La piel es la primera barrera entre el cuerpo y el medioambiente. Es una barrera muy eficaz contra las agresiones externas como pueden ser: rayos UV, agresiones químicas, golpes, presiones, agentes contaminantes, etc. Una de sus principales funciones es la de “aislarnos del mundo” ya sea evitando la pérdida indiscriminada de agua (aislamiento hídrico) como la pérdida de calor (aislamiento térmico). Además de proteger los órganos del cuerpo humano, juega un papel táctil y tiene un rol inmunitario importante.
La piel está formada por 3 capas: Epidermis, Dermis e Hipodermis. Además cada una de éstas contiene numerosos elementos como pueden ser las glándulas sebáceas encargadas de la secreción de sebo que protege el film hidrolipídico o las glándulas sudoríparas responsables del sudor corporal.
La epidermis es una barrera anti-agresiones contra los agentes químicos, físicos y microbianos. Además de su rol mecánico, la epidermis es una defensa activa y viva. Está compuesta de células inmunoprotectoras que participan en la defensa de la piel. Estas células forman entre ellas una red de interacciones intra e intercelulares, en la que se utilizan las proteínas como señales (emisores) y un conjunto de citoquinas y de moléculas de adherencia como la Lecitina que funcionarán como receptores. El conjunto de estos mecanismos forman lo que conocemos como comunicación y cooperación celular. A estas barreras físicas y biológicas se les añade una barrera orgánica formada por bacterias no patógenas, que juegan un papel fundamental en la defensa anti-bacteriana de la piel. Esta flora bacteriana previene, por competición, la implantación y el desarrollo de bacterias oportunistas y patógenas.
Una de las principales herramientas de defensa de la piel son las reacciones inflamatorias, en ocasiones asociadas a una reacción del sistema inmunológico. La reacción inflamatoria es una respuesta localizada, básica y no específica. Por otro lado, la reacción inmunitaria es una respuesta específica y memorizada. Cuando un agente externo penetra la primera línea de defensa de la piel: los queratinocitos. Las citoquinas se encargan de producir una serie de reacciones defensivas en cascada en las células afectadas que inducen la producción de prostaglandinas, hormonas sintetizadas localmente que ponen en marcha y preparan una defensa activa y agresiva como pueden ser los glóbulos blancos.
En apariencia, las pieles sensibles o reactivas son generalmente parecidas a otras pieles. Sin embargo, su umbral de tolerancia es
mucho menor, la permeabilidad de su capa córnea es por lo general deficiente y su equilibrio fisiológico es frágil. Se puede considerar que tienen una protección natural insuficiente, no son capaces de defenderse correctamente y reaccionan de forma exagerada a las agresiones internas (estrés, fatiga, enfermedad, perturbaciones hormonales, etc.) y externas (sol, frío, contaminación, productos cosméticos, etc.). Se enrojecen y se irritan muy fácilmente.
Esto provoca sensaciones de falta de confort, tirantez, calor repentino, sobre todo en la zona «T» del rostro (frente, nariz y mentón). En los casos más extremos pueden llegar a aparecer erupciones cutáneas y edemas.
Una piel sensible se identifica especialmente cuando la función de barrera natural de la piel se ve comprometida. Esto produce una pérdida de agua y permite la penetración de agentes irritantes. Este fenómeno es especialmente evidente en la piel del rostro, que no solo está constantemente expuesto a los agentes externos (rayos UV, polución, etc.) sino que además tiene la epidermis más fina del cuerpo (0,02mm de espesor mientras que en el resto del cuerpo es de 0,1mm).
Distinguimos tres tipos de piel sensible:
- Por naturaleza: Pieles finas y claras, generalmente secas que se enrojecen fácilmente.
- Pieles sensibles reactivas: El frío, el sol, el viento o los productos cosméticos inadecuados conducen a la piel a reaccionar de forma exagerada.
- Pieles sensibles ocasionales: Reaccionan en caso de afección cutánea como por ejemplo en caso de dermatitis seborreica (inflamación y placas rojas recubiertas de escamas grasas y amarillentas) o en acné rosácea (aparición brutal de rojeces en la cara).
La reactividad de las pieles sensibles es particularmente difícil de tratar porque está ligada a múltiples factores. Si la causa no es hereditaria se puede considerar un problema temporal. En cualquiera de los casos precisarán tratamientos en cabina adaptados
al instante de la piel.
PIEL CETRINA / DESVITALIZADA
Aunque el tono y la luminosidad de la piel son nociones subjetivas difíciles de definir, aportan información sobre la vitalidad del rostro y el estado de salud del individuo.
Estresadas y agredidas a diario por un exceso de contaminación y una exposición a radicales libres destructivos, las pieles sensibles sufren a lo largo del día una asfixia que va a eliminar progresivamente su vitalidad y luminosidad, es lo que se conoce como piel cetrina/desvitalizada. Puede tener múltiples orígenes : Deshidratación, piel grasa, arrugas y líneas de expresión, manchas de la edad, cuperosis, nicotina, alcohol, estrés, rayos ultravioletas (UV) o incluso agresiones del medio ambiente.
Los rayos UV y los radicales libres generados activan la liberación de citoquinas pro-inflamatorias que regulan las defensas del organismo. Estos ataques a la piel tienen múltiples consecuencias y producen una liberación excesiva de citoquinas pro-inflamatorias. Estas consecuencias conducen a una aceleración del envejecimiento cutáneo llamado también envejecimiento actínico. La alteración de la calidad de los vasos periféricos también es un signo de envejecimiento y se acompaña de los siguientes fenómenos:
- Inflamación: Aparición de rojeces, hormigueo y enrojecimientos cutáneos.
- Hiperpigmentación: Aparición de manchas pigmentarias.
- Angiogénesis en las zonas más sensibles del rostro: Aumento del nivel de vascularización, hiper-dilatación de los vasos y aparición de rojeces.
PIEL SEBORREICA
Normalmente cuando se habla de pieles seborreicas nos referimos a las pieles con hiperseborrea. Esta es provocada por un aumento importante de la tasa de testosterona en el organismo. Debido al exceso de sebo la piel tendrá un aspecto brillante. Esto es el resultado de una hipertrofia de las glándulas sebáceas y un alargamiento de los poros. Esta superproducción de sebo se encuentra particularmente sobre las zonas más ricas en glándulas sebáceas, la zona «T» del rostro. La producción de sebo tiene un origen hormonal, por eso suele ser especialmente pronunciada en los periodos de cambios como la pubertad, la menopausia, las menstruaciones, etc.
Las glándulas sebáceas están presentes en todo el cuerpo a excepción de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Son pequeñas en el tronco y en los miembros y se vuelven más grandes sobre el rostro, cuello y la parte superior del pecho. Están situadas en la parte media de la dermis. Se forman a partir del folículo piloso y secretan el sebo (sustancia oleosa) al canal. La contracción de los músculos erectores del pelo permite verter el sebo hacia el folículo piloso y de ahí a la superficie de la piel. El sebo es un compuesto lipídico con alto contenido en escualeno, ceras y triglicéridos. Es sintetizado por las glándulas sebáceas, a nivel de la dermis y se vierte luego en el conducto excretor de la glándula y después en el conducto pilo-sebáceo. Además de suavizar y lubricar los pelos y la piel, es un elemento indispensable en la función barrera de la piel. Participa en la elaboración del film hidrolipídico de la superficie cutánea y mantiene la flexibilidad de la epidermis disminuyendo la evaporación de agua cuando los niveles de humedad son bajos.
POROS DILATADOS
Los poros cutáneos son pequeñas cavidades del folículo piloso en la superficie de la piel: sirven para la evacuación del sebo y para la evacuación del sudor secretado por la glándula sudorípara. Esenciales en la fisiología de la piel, los poros aseguran la función de respiración cutánea. Las pieles con tendencia seborreica están predispuestas a una dilatación de los poros. Estas pieles suelen ser más gruesas y producen más sebo que otros tipos de piel, de hecho, una gran cantidad de sebo hace que los poros se dilaten. Suelen localizarse en la zona T (frente, nariz y mentón) y mejillas.
Existen numerosos factores endógenos o medioambientales que pueden provocar la dilatación de los poros:
- Herencia: Una predisposición genética puede hacer que los poros se dilaten más fácilmente.
- El sol: Conduce al engrosamiento de la piel y puede suponer la acumulación de células alrededor de los poros, lo que los hace parecer más grandes.
- La alimentación: Un consumo importante de azúcar y de gasa puede agravar un problema de poros dilatados.
- Tratamientos cosméticos inadecuados: Una utilización de productos cosméticos inadecuados puede perturbar el pH de la piel y aumentar así la dilatación de los poros.
- Las hormonas (pubertad, embarazo, menopausia, etc.): Pueden perturbar el equilibrio de la piel y provocar una producción excesiva de sebo, periódica o constante.
- La edad y la pérdida de elasticidad de la piel: Con el tiempo los tejidos se relajan y los poros se vuelven más visibles.
Los poros juegan un papel vital en la fisiología de la piel ya que permiten que esta respire. Si la piel no se trata correctamente, los poros se dilatan y se obstruyen causando, no solamente un daño estético, sino que se convierte en una zona propicia para el desarrollo de bacterias y por tanto de inflamación. El diagnóstico es fácil porque los poros son visibles para el ojo. Hay que tener en cuenta que no todas las pieles seborreicas son acneicas, pero la mayor parte de las pieles acneicas sufren en su origen un exceso de sebo. Es pues esencial tratar los poros antes de que se produzca un fenómeno inflamatorio y utilizar un tratamiento de prevención habitual.
Desde que el sebo se secreta y entra en contacto con el oxigeno, su composición sufre modificaciones:
Se conoce como puntos negros a la oxidación y degradación del escualeno en el extremo de los poros.
Hablaremos de comedones cuando el canal pilosebáceo se llena de sebo y de células muertas y termina por obstruirse. El sebo llega a la superficie a los poros ligeramente abiertos y el escualeno que contiene se oxida a causa de los rayos UVA. Estas lesiones pueden ser de dos tipos:
- *Comedones cerrados: Pequeños puntos blancos de 1 a 2 mm de diámetro.
- *Comedones abiertos: Puntos negros de entre 1 y 5 mm de diámetro.
LA SOLUCIÓN BIOLOGIQUE RECHERCHE
Con el fin de proteger el sistema epidérmico y disminuir de forma duradera los signos ligados a la sensibilidad de la piel, Biologique Recherche ha creado la Emulsion Gel Biosensible S.R. especialmente adaptado a los Instantes de Piel sensibles con
tendencia seborreica. Además de calmar y proteger la piel, lucha contra el exceso de sebo y contra la dilatación de los poros, actuando sobre la pérdida de elasticidad.
LOS BENEFICIOS
- Atenúa las rojeces difusas y calma la tirantez.
- Calma y reequilibra la epidermis.
- Regula la secreción sebácea.
- Cierra los poros dilatados.
- Respeta el equilibrio fisiológico de las pieles sensibles.
- Alisa el grano de la piel y previene la formación de comedones.
- Matifica el tono. La piel se ve menos grasa.
- Ilumina y uniformiza el tono.
- Producto no comedogénico.
- Esencial en un cuadro de poros dilatados y pieles con tendencia seborreica.