Al contrario de lo que se piensa, la genética no es la única ni la mayor responsable de los signos de envejecimiento reflejados en la piel. Su contribución es de un 25%, mientras que otrosfactores externos, que de alguna manera se pueden controlar, influyen en el 75% restante.
El estrés, el alcohol y la comida basura, por ejemplo, dibujan un rostro al menos 5 años más envejecido en nuestra piel.
Tomar alcohol en exceso repercute de forma directa sobre la vitamina A que almacenamos en nuestro cutis. Como consecuencia, la flexibilidad de la piel se pierde de forma más rápida, las temidas arrugas y líneas finas aparecen antes y, además, se genera más cantidad de piel muerta.
El alcohol afecta a las fibras de colágeno igual que el tabaco y las consecuencias son claras:
- Cara contraída.
- Cara demacrada.
- Cara arrugada.
- Ayuda al desarrollo del acné.
- Produce daño hepático, que provoca que la piel se haga opaca y de un color pálido yamarillento.
- Agrava los brotes de rosácea y psoriasis.
- Promueve la aparición de celulitis. Este tipo de bebidas provoca retención de líquidos.
- Hace que los vasos sanguíneos se dilaten permanentemente y, por tanto, que salgan arañas vasculares.
Centro de Estética Susana Basurto