Al contrario que el tipo de piel, en las alteraciones de la piel puede influir numerosos factores internos y externos: clima, contaminación, medicación, estrés, cosméticos…
Los productos para el cuidado de la piel deben seleccionarse para que se adapten al tipo de piel y afronten el estado de la misma. Os mencionamos algunas de las alteraciones de la piel:
Deshidratación:
Es aquella a la que le falta agua. Esta deshidratación se manifesta de distintas formas:
- Falta de suavidad y elasticidad.
- Apagada y sin luminosidad.
- Falta de confort.
- Aparecen «arrugas de deshidratación» (pómulos y contorno de ojos).
- Acné:
Es causado por cuatro factores: exceso de grasa, poros tapados, bacteria e inflamación.
Sensible:
Es más vulnerable a los ataques externos y se caracteriza por una reacción extrema a factores normalmente bien tolerados. Se puede reconocer por diversos síntomas y puede presentar diferentes grados de severidad. Por ejemplo, la piel manifiesta rojeces y picores, tirantez, sensaciones de ardor o calor, llegando incluso a notar sensación de quemazón.
Cuperosis:
Es un estado de la piel que está ligado a problemas de microcirculación y que afecta en concreto a los vasos sanguíneos de la piel facial. El resultado de ello son la formación de pequeñas varices o venas varicosas en diferentes partes del rostro. La podemos encontrar en todo tipo de piel y su aparición está favorecida por factores tales como emociones intensas, alcohol, café, tabaco, picantes, trastornos digestivos, exposición excesiva a la radiación solar o al uso continuado de corticoides tópicos.
Rosácea:
Es una inflamación de la piel que afecta el rostro con enrojecimiento. Afecta mayormente a las personas de tez blanca, de alrededor de 30 años de edad.
Todavía se conoce la causa exacta, aunque se sabe que aparece como respuesta estacional ante ciertas condiciones del clima, estrés emocional, ejercicio, consumo de alcohol y de comida picante. Entre los síntomas se incluye: ruborización, enrojecimiento del centro de la cara, vasos sanguíneos prominentes e irritación. Puede sentirse la cara tirante o como quemándose.
Eczema – Dermatitis:
La dermatitis o eczema es una enfermedad de la piel caracterizada por la inflamación y el picor. No tiene una única causa, y puede tener desencadenantes internos o externos.
Psoriasis:
Es una enfermedad de la piel frecuente, en la que se forman en la piel zonas rojas cubiertas de escamas. Las zonas donde más frecuentemente aparece son el cuero cabelludo, los codos, las rodillas y la parte baja de la espalda.
La causa de la psoriasis es desconocida. En la piel se produce un mal funcionamiento de las células del sistema inmunitario, los llamados linfocitos. Estos desencadenan una inflamación que hace que la piel crezca con mayor velocidad, provocando las placas inflamadas y cubiertas de escamas. Hay situaciones que desencadenan brotes de psoriasis. La más conocida es el estrés emocional, así como los traumatismos sobre la piel, ciertos medicamentos, las infecciones de garganta (amigdalitis) o los cambios de estación. Es frecuente que la psoriasis mejore en verano con la exposición al sol y que empeore en otoño e invierno.
Manchas:
Las factores responsables de la aparición de las manchas en la piel son muy variados: el envejecimiento, la foto sensibilidad, el sol tomado imprudentemente, las contraindicaciones de algunos medicamentos y productos cosméticos y la luz solar entre otros.
Vitíligo:
Es una enfermedad de la piel de causa desconocida en la cual la piel pierde su color o pigmentación y se manifiesta como zonas blancas. Cualquier parte del cuerpo puede verse afectada, las más frecuentes son la cara en general, la boca, los párpados, las zonas genitales, las manos y las muñecas.
Si deseáis más información sobre alguna de estas alteraciones o de algún otra que no hemos mencionado, no dudéis en consultarnos.
Centro de Estética Susana Basurto